“Un Mundo Sin Novelas” es un ensayo atribuido al novelista, ensayista, periodista y político peruano Mario Vargas Llosa, ganador del Premio Rómulo Gallegos en 1967, el Premio Cervantes en 1994, el Premio Príncipe de Asturias de las Letras (España) (1986), entre otros; autor de textos como Los jefes (1959), La ciudad y los perros (1963), La casa verde (1965) entre muchos más.
Dentro de este texto, se nos comenta de una manera defensiva la importancia que tiene la literatura en la sociedad y que sin embargo ésta, ha querido desplazarla como un entretenimiento, un lujo y una afición exclusiva de las mujeres. Mario Vargas Llosa, como muchos otros autores, resiente el fuerte impacto que actualmente tienen los medios de comunicación audiovisual, desviando la atención a las imágenes y no a las palabras, dejando a éstas en segundo plano; limitando nuestra expresión verbal, borrando nuestra capacidad de imaginación, arrebatándonos nuestro sentido de crítica y en cierta parte quitándonos libertad.
Una comunidad con una expresión verbal restricta nos impide la correcta comunicación, hablamos y escribimos con menos precisión, con una falta de matices y sin claridad. ¿Qué ocasiona esto? La pérdida de una de las características principales del ser humano: la comunicación. Lo curioso de esto, es que en nuestro alrededor se nos bombardea de ese aviso, “estamos faltos de comunicación”, y lo vimos hace poco tiempo en la película de nuestro compatriota Alejandro González Iñárritu (Babel, 2006) y este es un ejemplo vago de miles.
Ahora, nos borra nuestra capacidad de imaginación. La literatura nos lleva a mundos cuyas leyes quebrantan las leyes inflexibles de nuestra vida real, nos permite soñar. Sin ella, las relaciones amorosas serían superfluas y carentes de sentido, nos quitaría el erotismo, nos menciona Vargas Llosa.
Gracias a ella, se nos presentan denominadores comunes de la naturaleza humana, nos habla de igualdad entre hombres y mujeres de todas las geografías y de todas las épocas; se nos abre la puerta a conocer aspectos ocultos de nuestra condición, en pocas palabras la vida se entiende y se vive mejor.
Lo anterior puede llegar a ser en el aspecto personal, pero imaginate la trasgresión en la sociedad. Sin las novelas le decimos adiós al espíritu crítico, nos arrebata el motor del cambio histórico y el mejor valedor de su libertad con la que cuentan los pueblos. Una sociedad democrática y libre necesita ciudadanos no conformistas, con un hambre de someter a examen continuamente al mundo en el que viven.
Pero, puede llegar a surgir la pregunta ¿Por qué nos está ocurriendo esta falta de interés por la literatura? Una cuestión que desentrañó Vargas Llosa de una manera muy amena en la que nos dice “Vivimos en una era de especialización del conocimiento, debido al prodigioso desarrollo de la ciencia y la técnica”, punto en el cual estoy completamente de acuerdo y ¿Cómo es que nos damos cuenta? En una enorme falta de cultura general de los que nos rodean, posiblemente un abogado te sabrá decir de las leyes pero pregunta de cualquier otra cosa del mundo en el que vivimos, arte, música y su conocimiento es muy mediocre; pregúntale a un físico, a un matemático o a un diseñador. Se nos obliga en la educación en México a encasillarte a tu ciencia y nada más, dejando atrás lo poco o lo nulo que aprendiste en la educación media superior. La especialización nos conduce a la incomunicación social, nos desliga del conjunto de seres humanos.
Podemos concluir diciendo que la literatura es una actividad que no se puede reemplazar o borrar de la vida humana, es indispensable para la formación de ciudadanos y de seres humanos y es uno de los placeres más estimulantes para el espíritu.
